el jueves fui por primera vez a un pase de modelos en Cibeles, y espero que sea la última. Concretamente al de Antonio Alvarado, amigo de Eva.
Yo contaba con que iba a ser una cosa razonablemente minoritaria, glamurosa, divertida y bonita, pero no. Es como Fitur pero con gente más delgada.
Obviamente la mayoría de la gente que iba estaba muy interesada en la propia moda, industria que a pesar de haber visto 'el diablo viste de Prada' me sigue pareciendo una cosa bastante insustancial, pero el hecho de ver a montones de 'dedicated followers of fashion' convertidos en adefesios por mor de ir con lo ultimísimo, les sentara o no (lo más habitual) bien, me puso de un mal humor estético considerable, que se fue acrecentando a medida que hacíamos una cola pastoreada por un señor de Ifema que olía a sobaco que tiraba para atrás.
El pase en si resultó curioso, pero sobre todo por las modelos. No son seres humanos propiamente dichos, sino adolescentes altas y flacas, casi todas ocultando los granos de la pubertad bajo una gruesa capa de maquillaje, caminando como caballos trotones y tiesas como palos. La gente que luego se va a poner esa ropa no es como esas chicas, que en realidad ni siquiera están buenas. Viéndolas me acordé de la vez que preguntaron a un famoso, que se había ligado a una modelo, cómo le había ido con ella y contestó 'es la primera vez que duermo con una bicicleta'.
De hecho, si yo tuviera que poder elegir algo que realmente quede bien en alguien espectacularmente bello, se lo pondría a una chica de venititantos a cuarenta, de las que hay ejemplares bellísimos en cualquier bar de Madrid.
El desfile en si duró veinte minutos, la ropa estaba fenomenal, y para afuera a una copa prácticamente obligatoria en el lounge que una marca de vodka había montado.
La parte buena empezó después, cuando acabamos en la cafetería del pabellón tomando copas con unos amigos y después, cuando para poder recoger cosas que alguien se había dejado en el cuartito que Alvarado tenía para vestir a las modelos y demás tuvimos que echar la puerta abajo de una patada. Como veréis cada día me gustan más las diversiones simples.
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